En el minuto 10 de las 24 Horas de Le Mans, el Aston Martin número 95 se salía del trazado y golpeaba violentamente las protecciones de la curva Tertre Rouge del circuito de La Sarthe.
Desgraciadamente el piloto, el danés Allan Simonsen, fallecía poco después en el hospital.
Su muerte es la vigésimo segunda de esta competición y enciende una estrella más en el firmamento del motor mundial.
El espacio natural de un piloto es el circuito de velocidad,
aunque en ocasiones puede cambiar ese escenario su función para transformarse en
el lugar donde poder sentirse, por un día, en un verdadero periodista del motor.
Esa fue la invitación que La Comarca nos hizo en la Gala de entrega
de los XI galardones a los mejores bajoaragoneses del año, sentándonos en la
sala de prensa de Motorland para compartir sus bodas de plata: 25 años
comunicando.
Y el reto que la directora del grupo La Comarca nos propuso
fue hacer un titular; el mío, lo tengo claro: el Bajo Aragón sella su
compromiso con el motor.
El desarrollo de la noticia sería que, por segunda vez
consecutiva, una votación popular otorga el galardón a mejor deportista a un
piloto: la ocasión anterior fue a Diego Puyo y en esta al fresnedino Jon del Valle.
Por cuestiones del destino, Jon recibió su galardón en
Motorland, de la mano de su presidente, Antonio Gasión, ante el secretario de
la Federación Aragonesa de Automovilismo y del Circuito Guadalope, Jesús
Baquero, de Raimundo Cubeles con quien compartió el primer paddock y de Juan
José Ríos, quien, como presidente entonces de la FADA, organizó en estas mismas instalaciones
la exitosa Fórmula Karting que dio la oportunidad de iniciarse en este deporte
a una quincena de niños y niñas aragoneses.
Además, el reconocimiento a Jon se produce en el año en que se
celebra el centenario del nacimiento de Joaquín Repollés, impulsor del mítico
circuito urbano que inyectó gasolina en las venas de la población del Bajo
Aragón y fue el embrión del actual circuito de Motorland Aragón.
Tantas coincidencias juntas no pueden ser mera casualidad,
sino fruto de las sinergias que trabajan en un mismo sentido e hicieron de Jon
del Valle, por un momento, embajador del presente en un futuro en que el
circuito de velocidad se presenta como motor de cambio.
Y yo mismo no soy ajeno a toda esta realidad: como padre de
Jon, siento con orgullo la felicidad de mi hijo al recibir el reconocimiento
como mejor deportista bajoaragonés 2013, que se une al de mejor joven promesa del deporte turolense. Y, a la vez, asumo la responsabilidad de acompañarle en
su carrera deportiva con el deseo de verle coronado un día como mejor piloto
del mundo en este mismo circuito en que se inició por primera vez.