Nos instalamos deseando ponernos a funcionar cuanto antes (llegamos de los primeros, junto con el Bisel’s Team Racing), desplegando nuestra carpa, bueno, somos un equipo de poco presupuesto y era una sombrilla de Camy "espíritu de verano" (de nada por la publicidad gratuita) que apenas cubría el carro, lo que nos sirvió para mejorar el color de nuestra piel, ahora un poco más tostadita. Llenos de nervios y sin más asistencia técnica que nosotros mismos, descargamos el coche y el remolque (¡cuantas cosas son necesarias!), repasamos el material, montamos neumáticos nuevos y a dar vueltas. El Mychrom iba dando buenos resultados, así que fuimos afinando la presión de los neumáticos entre tanda y tanda, y poco más, eso sí, repasar la tornillería, sobre todo los bujes que tantos problemas nos dieron en los entrenamientos.
Mientras tanto fueron llegando los otros equipos más potentes, el Rimauto Racing Team (con Marcobal como único representante), el Equipo Privado de Motorland (con Laura y los hermanos Cubeles y en esta ocasión con Germán como segundo mecánico: segundo de nada menos que ¡cinco o seis!; vaya nivel), el Peugeot Espés bajo la carpa del Motorland privado, el equipo de Gerardo (Adri, Manu, Josete, etc.) que compartía carpa con Pera, los Carceller Speed y el resto del padock.
El ambiente era espectacular, los mecánicos trabajando codo con codo mientras los pilotos corrían y jugaban por todas partes (esta vez le tocó sufrir a la moto de Galárraga).
Nosotros terminamos pronto unas pruebas de pesos y consumo de gasolina y cerramos el chiringuito, que teníamos que ir a ver sufrir a Manolo viendo el real Madrid Barsa.
A las siete ya estábamos instalados en el Rodilla, en Calamocha (para nuestro horror nos enteramos que tienen otro local en Gandía), cuyo prestigio ha sido reconocido por la prestigiosa guía Cutrelín con tres estelas de araña y por las obras sin terminar (ya estaban así el año pasado) y, sobre todo, por la seriedad y formalidad de su dirección (con la mujer quedamos en una cosa que el marido no tenía ni idea, pero siempre en su beneficio).
Del partido de fútbol ni pío, nada, como si no hubiera pasado… shhhhhhhhhhh. Nosotros nos fuimos prontito a la cama y a la mañana siguiente empezamos el día con un “delicioso” desayuno Rodilla (“Productos típicos de Aragón”) compuesto por dos cafés con leche y una magdalena de esas de pastelería industrial para los dos y todo por el módico precio de 5 Euros.
Con mucha tranquilidad Jon rodó el warm up para calentar ruedas y motor, sin preocuparse de los tiempos, así que marcó el penúltimo registro, por detrás de tres alevines. Fuimos los primeros en volver a la carpa/sombrilla-Camy: pusimos el desarrollo que habíamos elegido con cierto temor, porque era una apuesta arriesgada, engrasamos la cadena y fuimos a la preparrilla para que Jon se concentrara. El día era precioso, muy luminoso y con la temperatura justa.
La crono fue complicada: salían primero los cadetes y detrás los alevines, así que el tráfico en pista era complicado. Desde el muro intentaba hacerle señas para que se dejase hueco, pero pasaban las vueltas y no conseguía una limpia, hasta que en la 8ª y 9ª hace los dos mejores tiempos, 59"555 y 59"778; detrás de él sólo bajaba del minuto Daniel Cisneros con un 59"877; Adri hizo un merecido quinto; Jorge, que tuvo problemas mecánicos todo el sábado, un séptimo muy luchado, Rodrigo noveno, Alberto undécimo y Manuel duodécimo. En las otras categorías Gerardo se sacó un segundo puesto de la chistera rozando el 1,06; en los junior, Laura se sacó otro segundo también de la chistera y en la misma décima que el siguiente, mientras Javier no consigue superar sus problemas mecánicos y de adaptación a la categoría, consiguiendo el quinto puesto de la parrilla como merecido resultado a tanto esfuerzo; los hermanos Cubeles se ganaron posiciones consecutivas en sexto y séptimo lugar. Con la pole en el bolsillo, volvimos a la sombrilla (esta vez era de agradecer el cachito de sombra); engrasamos la cadena, repasamos los bujes y los prisioneros del eje trasero y esperamos la primera carrera con muchas ganas.
En la preparrilla Jon se concentraba bajo la sombrilla fashion de Carmen Pilar, quizás visualizando alguna curva o como retrasar la frenada; como poleman mantuvo una muy razonable velocidad en la vuelta de formación que permitió una salida lanzada válida a la primera. Salió de la primera curva en primera posición y así se mantuvo las dos primeras vueltas, hasta que fue adelantado por Daniel Cisneros; a tres vueltas del final y en una curva imposible Jon recuperó la cabeza de la carrera que no dejaría hasta ver la bandera a cuadros, a casi siete décimas por delante de Daniel; detrás de ellos Carlos Garralaga aguantaba los ataques de Marcobal que había recuperado posiciones hasta el cuarto lugar que ya no abandonó en toda la carrera. Rodrigo llegó a rodar por debajo del minuto lo que le permitió remontar hasta la sexta plaza; Alberto ganó dos plazas, terminando el octavo; Manuel y Adri tuvieron mala suerte y los dos no pudieron acabar por sendos accidentes con otros pilotos. Gerardo quedó tercero de los alevines, después de rodar en la segunda plaza hasta que al ser doblado por los cadetes, Josete aprovechó la montonera que se formó (la federación tiene que solucionar este tipo de problemas). En los Rotax Laura acabó tercera y Javier quinto; Guille tuvo una salida de pista en la tercera vuelta, que ya le relegó al último puesto y Raimundo en la quinta, que le alejó de los puestos de cabeza hasta la séptima posición.
Otra vez Jon como poleman dirigió perfectamente la salida lanzada de la segunda manga, aguantando en la primera posición las tres primeras vueltas, cediendo la plaza a Daniel Cisneros para que liderara la carrera hasta el final, seguido siempre de cerca por Jon, que marcó la mejor vuelta (59"810) a casi dos décimas de ventaja; por detrás Carlos Garralaga cruzó la meta tercero a casi tres segundos; Marcobal acabó quinto, al ser adelantado en la última vuelta por el piloto madrileño Ricardo García-Barbero; detrás de él en un merecidísimo sexto puesto entró Rodrigo, seguido de Adrián (que corrió dolido por el accidente de la primera manga), cerrando la lista Manuel. El que salió peor parado fue Gerardo, bueno, ni salió, porque se le paró el kart en la vuelta de formación no consiguiendo arrancarlo: otra vez el fantasma del chiclé atascado planea sobre el Bisel’s Team Racing. En la categoría de los junior Laura recuperó una posición y acabó tercera, mientras que Javier siguió con los problemas de motor que le relegaron en la séptima vuelta al sexto puesto en que terminó la carrera. Raimundo hizo una brillante salida y tras rodar unas vueltas en tercera posición, finalmente acabó el cuarto; Guille fue remontando puesto a puesto, hasta acabar el sexto.
Nos tocó pasar las verificaciones de motor a los ganadores; no tenía ni idea de cómo se desmontaba un motor, pero tuvimos la suerte que nos tocaran unos comisarios con cantidad de paciencia y super didácticos que me fueron indicando los pasos a seguir hasta acabar con el cilindro en una mano y el carburador en la otra.
Con estos resultados, el primero de los de “casa” (aunque me gustaría pensar que la “casa” común es Motorland, no tengo esa sensación) en subir al podio fue Gerardo, que lo hizo en el tercer cajón, feliz de llegar por primera vez y por sus méritos propios y pese a los problemas de la primera manga y no poder salir en la segunda; en el podio de los cadetes Jon subió a lo más alto y Carlos Garralaga ocupó la tercera plaza; en los junior, fue Laura la que se quedó con la copa al tercer puesto y en los automáticos Raimundo.
Echamos de menos a Lecha y Germán, que se inscribieron fuera de plazo y no les permitieron participar y a Xavi que era la única representación en DD2.
El Bajo Aragón histórico creo que es la zona que más pilotos aporta al aragonés y más mérito tiene el que todos lo hacemos, como suele ocurrir en tantos deportes, sin ayuda ni reconocimiento de ninguna institución.
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