Ya está, ya nos hemos estrenado en el primer campeonato más allá del regional: otro mundo de experiencias para echar a la maleta, que se va llenando de recuerdo, caras, nombres... y hoy nos quedamos con Irene, la mecánica más chupiguay del paddock y con la que hemos compartido este fin de semana.
Ella ha estado ahí, tirando del carro de la carrera, cuidando que todo estuviera en su sitio y sufriendo en esa contralejos en que los rodamientos de la rueda no encajaban mientras los otros concursantes ya estaban sacando tiempo al crono.
Gracias, Irene, porque aún en los momentos más difícles, has sabido mantener la sonrisa.
Y de la carrera, ¿qué decir?: bueno, un poco lio muchas normas nuevas y un montón de controles que pasar; ha habido muchos momentos en que no sábiamos cuál iba a ser el siguiente paso.
En nuestra carpa estaba Rafael, ya sabéis, el que me dejó una quemaduras en las piernas con la bici, aunque de distinta categoría, por lo que coincidimos poco: cuando él estaba con Toni en la pista, nosotros con Irene en la carpa, y luego al revés. Y así pasamos un sábado del que poco más positivo puedo destacar y para él fue un domingo no mucho mejor, porque después de escalar hasta una merecidísima cuarta posición en la final, un toque por detrás le dejó sin tubo de escape y sin opciones para seguir en carrera.
Ah, y llegó el domingo por la mañana, saliendo en la posición 13 (¿o debería decir 12 más 1)?, gracias a que descalificaron a uno, porque de la crono y clasificatoria quedé el 14. Aún tuvimos que hacer algún retoque de última hora, de esos que tan poco le gustan a mi padre: que si el chasis estaba a distinta altura delante y detrás, que si el desarrollo debía ser otro, y con esos retoques hice mi mejor tiempo en el warm up: un 1,09 que me situaba en quinta posición, aunque no modificaba el puesto 14 de la parrilla en la prefinal.
¿Os habéis fijado en el chasis?, es el nuevo Maranello: todavía no me ha dado tiempo a adaptarme (terminamos de montarlo el sábado a mediodía), pero promete ser muy veloz y un buen compañero de trazada.
En la prefinal remonté hasta la décima posición, y eso que por 0,020 me arrancaron la novena plaza en la misma línea de meta (es que no puedo dejar de mirar hacia detrás).
Jorge, que esta carrera ha estado acompañado de Mikel Azcona, ha tenido un fin de semana con un pilotaje muy regular y con una mecánica pefecta, que le ha permitido estar siempre entre los diez primeros; en la prefinal terminó en la séptima posición, en una progresión que hacía esperar que podía estar en la lucha final por el podio.
Formada la parrilla de la final, empujado por el "¡VAMOS EQUIPO!" que allí estuvo para animarme, tuve una buena salida que en las primeras curvas me permitió hacerme con una sólida quinta posición, y abrir la puerta de la lucha por el podio. Detrás de mí Marcobal resistía los ataques de un Tonykart, hasta que en la curva ciega del final de recta, el Tonykart se pasó de frenada y nos llevó por delante a Jorge y a mí: ahí se acabó nuestra carrera. Jorge fue el peor parado y tuvo que ser sacado del circuito en ambulancia, pero parece que no tiene nada grave y ahora esperamos que esté recuperado él y el kart para la próxima en Zuera, que es este fin de semana.
Mi chasis, ese nuevo y recién estrenado, ha tenido un toque en el frontal y la dirección que tiene que ser reparado. Espero poder volver a contar con él para Zuera, pero no va estar la cosa fácil.
Al final, Jorge y yo hemos tenido un podio que, aunque de consolación, nos hemos merecido porque estuvimos ahí, en la lucha por los puestos de cabeza de la final, y si no nos hubieran sacado de la pista en el infortunado trance en que nos vimos involucrados, la representación aragonesa hubiera estado presente entre los más altos.
Ojalá que en la próxima estemos otra vez juntos, pero esta vez compartiendo podio, ¿vale?.
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