Mi relación con el viento es una cuestión de tiempo, de tiempo y de espacio, porque cuanto menos tiempo tardo en recorrer el mismo espacio, más favorable es el viento que sopla.
Eso es lo que hice este verano en Juneda, un circuito en el que conocí a Adam Grau (el 48 de las fotos), un piloto que corre el valenciano, y con el que pasé un buen día. No hay que quitarle el ojo de encima porque tal y como lo está llevando su familia (estaban el padre y el tío) llegará muy lejos.
El trazado es revirado, con un asfalto impecable; la atención al usuario se nota desde que llegas, porque han tenido la atención de poner en el padock sombra para los equipos: un poco estrechos, pero cupimos todos. Un ejemplo es que, como suele pasar, vas a montar el kart y ¡zás!, salta una pieza de la que no llevas recambio: en este caso fue la abrazadera del filtro de aire; fuimos al taller y no tenían de ese tamaño, pero fueron muy amables en rebuscar hasta encontrar una que conseguimos adaptar y no dar el día por perdido.
La cafetería está al pie de pista, y me recordó la nuestra en los buenos tiempos, con un ambiente agradable y bien atendida (me parecía que estuviera Loli).
Cada circuito es un conjunto nuevo de sensaciones y emociones que se guardan en una memoria especial, en la que han quedado grabados momentos muy agradables de este día en Juneda.
El de la última foto es Mario Kart, al que esperamos ver pronto por los circuitos.
Estoy aprendiendo un montón de cosas nuevas al leer tu blog gracias !
ResponderEliminarGracias por enseñarme tu blog. Me ha encantado, y sí, tienes razón, además de un Maranello compartimos una misma filosofía.
ResponderEliminarEnhorabuena y espero conocerte personalmente... y que los niños compitan y disfruten juntos!
Un saludo.