lunes, 5 de octubre de 2009

El Vendrell

La mañana del domingo amaneció con una luna preciosa, que anunciaba el buen día que iba a hacer, soleado y templado, en su justa medida.

Llegamos al circuito sin más contratiempo que haber perdido el transporte del Bisel's Team por la variante de Reus: sólo fueron unos minutos.

En seguida echamos los karts a la pista y a rodar y rodar, en un trazado divertido y con muchas posibilidades de disfrutar.

La mañana se pasó volando, con alguna interrupción por los alquileres, que nos permitía ir cambiando cosas para seguir probando: que si un diente más, que si abrir un poco el eje.


David y Ángel estaban en otro mundo, mientras Gerardo, Laura y yo nos marcábamos nuestros piques particulares. La última tanda fue espectacular, pasándonos y repasándonos, acortando las distancias entre los pontones hasta llegar al contacto físico; uno de ellos le supuso hacer un trompo a Laura, consiguiendo controlar el Kart con un dominio total y, sin parar ni un milímetro, tirarse por la hierba a saco para seguir en la lucha.

Hay dos capítulos interesantes: uno es donde encontrar una décima más. Los pilotos la buscamos por los pianos, alargando el vértice de alguna curva o jugando con los minutos del carburador... mientras los mecánicos la buscan en el suelo, entre el granulado del asfalto, y si no, fijaros en estas fotos: ¿qué estaban buscando Manolo y Ángel?. Uno mira, huele y escucha el suelo, bajo la atenta mirada del otro, porque cada huella, cada signo o cada rastro es importante y nunca se sabe donde salta la liebre. Al final el gesto de Ángel lo dice todo: apareció no sólo la décima, sino hasta el segundo entero.




El otro capítulo es "si bebes no conduzcas". Ángel nos hizo unos rebujitos para pasar el calor, que a mediodía apretaba, y nos los puso en unos vasitos de plástico blanco, con su hielo y su trocito de limón, como debe ser y él sabe hacer tan bien. Mientras se acercaba al muro para ver rodar a Jon, el mecánico del Matarraña'S Total Team (y, por cierto, autor de este blog) se dejó el suyo justo al ladito de la caja de herramientas, aprovechando su sombra para que no perdiera ni un grado del frescor burbujeante. A la vuelta, ¡horror! estaba el vaso vacío: "¿quien se ha bebido mi rebujito?" iba a gruñir, cuando vio a Rebeca, que es como un muñecolate, que se había puesto a jugar con las herramientas y entretenido con la escena no volvió a caer en su rebujito. Pero al ver las fotos del día, aquí está la prueba de qué pasó con el rebujito perdido ... Así luego Rebeca estuvo de tranquila todo el resto del día. Foto 1: Rebeca con el vaso a sus pies; Foto 2: Rebeca coge el vaso; Foto 3: y, ¡para dentro!.

Fue un buen día, y ahí va un pequeño recuerdo de lo bien que lo pasamos.

1 comentario:

  1. Se podría repetir, porque me lo pasé genial y aprendí mucho.Jon esa última tanda fue muy divertida,cadete contra rotax junior y viceversa y ese trompo con estilo.Sigue así, llegarás a lo más alto.
    ¡¡Vamos Equipoo!!

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