Los padres de la F1

Esta entrada no va de esas figuras míticas que hicieron lo que es hoy la F1, desde la técnica o desde la conducción; trata de personas anónimas que un día decidieron apoyar el sueño de un ser todavía pequeño, que apenas levantaba poco más de medio metro, pero con quien estaban muy unidos, porque esa persona era su hijo.

Hace unos días nos enteramos de la triste noticia de la muerte del padre de Kimi Raikkonen y surgieron especulaciones sobre si abandonaría el mundo del motor; en esas estábamos cuando SilF1 publicó un hermoso post con el título "el hielo como el vidrio también se quiebra" (puedes llegar a él con un solo click aquí) en que recogía unas declaraciones del campeón del mundo de F1 2007:

"Si no hubiese sido por mis padres jamás hubiese llegado a ser campeón del mundo. Ni siquiera

hubiese podido disfrutar de lo que más me gusta hacer en la vida: correr. Gracias a mi padre, que hacía turnos extra, que dejó de lado la posibilidad de poder arreglar la casa en la que vivíamos todo para que yo pudiese tener un kart malamente decente. Mi madre, al salir del trabajo limpiaba casas o cuidaba de niños y todo para la felicidad de mi hermano y mía. Mi familia nunca tuvo mucho dinero. Para tener un nuevo kart teniamos que vender los anteriores y a veces herencia de nuestra familia. Se lo debo todo a ellos".

El finlandés, como Lewis Hamilton y Fernando Alonso, entre otros muchos pilotos de la F1, proceden de familias que tuvieron que hacer un enorme esfuerzo para mantener los inicios de sus hijos en un deporte cuya práctica está limitada por unos costes desorbitados, a veces porque en los paddocks anidan desalmados dispuestos a aprovecharse de la ingenuidad y otras muchas porque los organizadores son insensibles a ese esfuerzo: hemos compartido competiciones que gente que ha llegado a superar con creces el listón de lo que podía permitirse, hipotecando o vendiendo sus propiedades por perseguir un sueño; y hemos visto a otra gente jugando con las (des)ilusiones de los pequeños, sólo para hacer sus mezquinos negocios.

Este post quiere ser un homenaje a esos padres y madres, hermanos y hermanas, con nombres y apellidos que posiblemente nunca lleguen a ser conocidos; a esas personas que saben el valor de la renuncia a sus propias aspiraciones porque su hijo pueda alcanzar las suyas: el padre y la madre de Kimi vieron recompensados sus esfuerzos, pero otros muchos, la mayoría, se quedan en el camino.
"Estoy muy orgulloso de mi hijo. De lo feliz que me ha hecho. Verlo sonreir, cumplir su sueño es algo tan grafiticante para un padre... No tengo palabras. ¿Mi hijo campeón del mundo? Lo sabía! Yo confiaba en él porque él es el mejor. Creo que después de su abuela, soy yo su mayor fan."

Bueno, para acabar con una nota de color (la noticia del padre de Kimi me dejó un tanto gris), en una ocasión Diana le preguntó a Carlos Sainz que donde lo pasaba peor, si cuando corría él o cuando veía correr a su hijo (en ese momento lo hacía en kart) y su respuesta fue rotunda: viendo correr a su hijo. Y estamos hablando de un piloto que es capaz de firmar escenas como la que os dejo de la última etapa del Dakar, jugando con su compañero de equipo a pasarse y repasarse, mientras los espectadores tienen que echar a correr para dejarles espacio.