Primo de Anónimo (siempre digo que su blog es de los de obligada lectura y para llegar a él sólo tienes que hacer click aquí) nos aporta el ejemplo de comparar el ADN con un libro en el que cada cual, por un mecanismo desconocido, lee una parte diferente.
Avanzando un paso más (corrígeme si me equivoco), supongamos que ese libro se trata de recetas y que el genoma humano está compuesto por 2.850 millones de pares de las bases adenina (A), citosina (C), guanina (G) y timina (T); bien, aunque en la despensa de cada cual estén todos esos ingredientes,
Avanzando un paso más (corrígeme si me equivoco), supongamos que ese libro se trata de recetas y que el genoma humano está compuesto por 2.850 millones de pares de las bases adenina (A), citosina (C), guanina (G) y timina (T); bien, aunque en la despensa de cada cual estén todos esos ingredientes,
cada uno los utiliza de forma diferente.
Y ahora supongamos que cogemos la búsqueda de emociones y la aderezamos con un poco de reflejos, anticipación y buena visión y la dejamos macerar alejada del miedo y el control y a esa receta la llamamos velocidad. Una vez cocinada, antes de servirla hay que pasarla por el visto bueno de gente representativa (padre, madre, abuelos, profesores, etc.) y si ninguno le añade nada de "cuidado que te vas a hacer daño" ya tenemos en la mesa un piloto de velocidad.
¿Os habéis fijado que generalmente un piloto suele compatibilizar otras actividades de velocidad y riesgo?: Rossi a los mandos de un Ferrari o Schumacher cogido al manillar de una moto.
Jon, antes de hablar (lo que nunca ha hecho mucho), iba por el paseo marítimo de Santa Eulalia con el trasto de ruedas del momento, cogía carrerilla y hacía un trompo para quedar al borde del muro (con el sobresalto de paseantes): él lo hacía con seguridad y no dudo que formaba parte de una capacidad innata, o sea, tenía los ingredientes genéticos con los que elaboró esa receta y que nadie le ha limitado (incluso cuando jugaba con cochecitos, siempre los llevaba por el límite de la encimera).
Entonces, ¿realmente la velocidad no tiene un componente genético?.
PD.: el secreto de Red Bull. Orly aporta un comentario en el blog de Nürburgring que por su importancia copio (os adelanto que yo no he encontrado el artículo que cita y que el blog de Orroe, el Infierno Verde, es también de los de obligada lectura): orly dijo...
"Os amplío un poco el tema del famoso muelle del alerón delantero del Red Bull.
Se trataría, según se analizó en Suzuka y por ingenieros bastante cualificados y al loro de radio paddock, de un muelle colocado en la ¿te try¿ (bandeja de té: la parte ¿de madera-- más baja del coche y que entra en contacto con el suelo). Los coche pasaban todos las mediciones de flexibilidad, torsión, altura, etcétera antes de salir a pista. Pero, una vez sobre el asfalto, en cuanto el piloto (Vettel o Webber) pasaba por un piano ¿a posta claro-- , la tabla se levantaba y por acción de ese amortiguador no regresaba a su posición inicial, sino que lo hacia lentamente casi empleando una vuelta, hasta que zas, volvía a pisar otro piano. ¿Esos cinco milímetros que ganaban en esa pieza se traducían en ocho sobre el alerón delantero porque los coches van ligeramente inclinados hacia delante, y en una vuelta estándar eso puede traducirse en seis décimas de ganancia¿, comentaba un ingeniero.
Pero la FIA prohibió ese muelle a Red Bull desde el GP de Italia y tanto allí como en Singapur llegaron dos victorias de Ferrari, y dos poles, algo inédito, hasta que en Suzuka volvió a reinar la aerodinámica del RB, pero sin aplastar como antaño. Antes de prohibir ese muelle, los Red Bull aventajaron a los Ferrari y McLaren en más de un segundo en Hungría.
No creo que fuera solo el muelle, pero desde luego es una de las mil y una joyitas artesanales del amigo Newey."
Esto es de Miguel Sanz Bernardino de su blog El Gran Circo, el es periodista de Marca.
Qué os parece?
Y ahora supongamos que cogemos la búsqueda de emociones y la aderezamos con un poco de reflejos, anticipación y buena visión y la dejamos macerar alejada del miedo y el control y a esa receta la llamamos velocidad. Una vez cocinada, antes de servirla hay que pasarla por el visto bueno de gente representativa (padre, madre, abuelos, profesores, etc.) y si ninguno le añade nada de "cuidado que te vas a hacer daño" ya tenemos en la mesa un piloto de velocidad.
¿Os habéis fijado que generalmente un piloto suele compatibilizar otras actividades de velocidad y riesgo?: Rossi a los mandos de un Ferrari o Schumacher cogido al manillar de una moto.
Jon, antes de hablar (lo que nunca ha hecho mucho), iba por el paseo marítimo de Santa Eulalia con el trasto de ruedas del momento, cogía carrerilla y hacía un trompo para quedar al borde del muro (con el sobresalto de paseantes): él lo hacía con seguridad y no dudo que formaba parte de una capacidad innata, o sea, tenía los ingredientes genéticos con los que elaboró esa receta y que nadie le ha limitado (incluso cuando jugaba con cochecitos, siempre los llevaba por el límite de la encimera).
Entonces, ¿realmente la velocidad no tiene un componente genético?.
PD.: el secreto de Red Bull. Orly aporta un comentario en el blog de Nürburgring que por su importancia copio (os adelanto que yo no he encontrado el artículo que cita y que el blog de Orroe, el Infierno Verde, es también de los de obligada lectura): orly dijo...
"Os amplío un poco el tema del famoso muelle del alerón delantero del Red Bull.
Se trataría, según se analizó en Suzuka y por ingenieros bastante cualificados y al loro de radio paddock, de un muelle colocado en la ¿te try¿ (bandeja de té: la parte ¿de madera-- más baja del coche y que entra en contacto con el suelo). Los coche pasaban todos las mediciones de flexibilidad, torsión, altura, etcétera antes de salir a pista. Pero, una vez sobre el asfalto, en cuanto el piloto (Vettel o Webber) pasaba por un piano ¿a posta claro-- , la tabla se levantaba y por acción de ese amortiguador no regresaba a su posición inicial, sino que lo hacia lentamente casi empleando una vuelta, hasta que zas, volvía a pisar otro piano. ¿Esos cinco milímetros que ganaban en esa pieza se traducían en ocho sobre el alerón delantero porque los coches van ligeramente inclinados hacia delante, y en una vuelta estándar eso puede traducirse en seis décimas de ganancia¿, comentaba un ingeniero.
Pero la FIA prohibió ese muelle a Red Bull desde el GP de Italia y tanto allí como en Singapur llegaron dos victorias de Ferrari, y dos poles, algo inédito, hasta que en Suzuka volvió a reinar la aerodinámica del RB, pero sin aplastar como antaño. Antes de prohibir ese muelle, los Red Bull aventajaron a los Ferrari y McLaren en más de un segundo en Hungría.
No creo que fuera solo el muelle, pero desde luego es una de las mil y una joyitas artesanales del amigo Newey."
Esto es de Miguel Sanz Bernardino de su blog El Gran Circo, el es periodista de Marca.
Qué os parece?
Como estudiante de biología que casi termina su carrera, digo que estás en lo cierto; lo de los pilotos debe venir codificado en los genes, porque una persona aunque conduzca no es capaz de hacer eso que ellos hacen.. es que es increíble.. saludos!!
ResponderEliminar@silf1: y supongamos que terminas la carrera, identificas los genes que afectan a las cualidades para ser piloto, patentas la receta... ¡y a producir pilotos!.
ResponderEliminar¿Estás en el último curso?