Muchas veces comento cómo la formula uno reproduce los mismos esquemas que el karting porque, en definitiva, los ingredientes de las paellas son los mismos: un alto contenido emocional, muchos intereses y recursos puestos en juego y las mismas reglas opacas y obsoletas que son percibidas como injustas y arbitrarias.
Este no es un mal de la FIA y de Charlie Whiting, sino del deporte del automovilismo en general.
Mientras en Valencia se calentaban los Motorhome, en Zuera estábamos a más de 45 grados en las carpas. Todos habíamos llegado a nuestro circuito de carreras después de muchos entrenamientos, muchos esfuerzos, muchas ilusiones y mucho dinero puesto con la sola intención de poder demostrar el potencial alcanzado.Me gusta comentar las carreras, porque las vivo desde la cabeza al corazón, pero en este caso no lo voy a hacer ni de la de Valencia, ni de la de Zuera, porque me han dejado sensaciones amargas por la forma en que se gestionan los recursos: sanciones técnicas, sanciones por conductas antideportivas y conductas antideportivas no sancionadas al final, que alteran los resultados después de que ha caido la bandera de cuadros y dejan en unos posos de decepción y desilusión.
Ni la FIA ni la RFdEdA, ni la FADA (ni supongo que ninguna otra Federación Nacional o regional) están en disposición de aprender, porque sus juicios se toman en un entorno falto de transparencia, no se garantizan los derechos de las partes y se dificulta el acceso a los recursos (hay que anunciarlo en 60 minutos y, en el caso español, además presentar una caución de 1.000 Euros según el artículo 44 del REGLAMENTO DEPORTIVO DEL CAMPEONATO DE ESPAÑA DE KARTING 2010).
Mientras en el circuito urbano de Valencia un piloto habitual en la infracción de normas deportivas y no deportivas (mentiras de Australia 2009, sanción australiana por conducción temeraria y propuesta suiza de retirada de carnet, además de las múltiples infracciones en carrera, sancionadas o no), claro que me refiero a Hamilton, adelantaba al Safety Car cuando había rebasado la segunda línea de SC, en Zuera se daban caña a diestro y siniestro los jóvenes pilotos junior, maniobras que en unas ocasiones fueron sancionadas y en otras no.
La falta de rigor de quienes tienen que aplicar las normas hace que la carrera no termine después de la bandera de cuadros, sino que mientras unos dudan de la honestidad de las decisiones (Ferrari, por ejemplo), otros se tiran a la piscina de la descalificación personal (Hamilton), lo que, dicho de paso, va en contra del “espíritu de sinceridad de las competiciones o los intereses del deporte automovilístico” (artículo 151 del CODIGO DEPORTIVO INTERNACIONAL); tras la carrera de Zuera aparecen en foros comentarios antes inexistentes y en el campeonato Vasco la situación ha alcanzado cotas inaceptables que nadie ha querido o sabido parar: ¡y estamos hablando de niños!: me quedo con las declaraciones de Domenicali: "son momentos en los que la racionalidad debe prevalecer delante de la emotividad". ¿Cual es el resultado final de esta situación?: que mientras se obliga con prácticas totalitarias a recitificar a quien ha osado cuestionar a los juzgadores, el infractor se queda sin sanción efectiva pero ya han anunciado (como ocurre siempre cuando se trata de Hamilton) que se reunirán para estudiar la situación, que es lo que dice Massa en su diario: "El equipo me ha dicho que la próxima semana habrá una reunión del Grupo de Trabajo Deportivo...".
Hamilton debe ser llamado al orden por sus declaraciones sobre Alonso ya que la rivalidad no debe sobrepasar la línea de la agresión física y/o verbal y todas las Federaciones deben poner los medios necesarios para establecer un procedimiento disciplinario conforme a los principios de una sociedad plural y democrática, tomando sus decisiones con inmediatez, publicidad y contradicción y renunciando a la práctica de formas totalitarias de ejercicio del poder, silenciando las críticas o dificultando el acceso a los recursos.
Un ejemplo de cómo el karting, reflejo de la F1, fomenta la cultura de la transgresión de la norma es lo que ocurre con el artículo 11 del Reglamento de Karting que dice que “durante todo el procedimiento (de salida lanzada), todos los pilotos deben respetar una distancia de seguridad entre sí, no mayor a un kart de distancia, que evite los contactos. Todo piloto que toque, golpee o empuje al kart que le precede podrá ser sancionado”. Bueno, pues veamos imágenes de salidas de la última carrera en que no me consta que ninguna de esas maniobras fuera investigada o sancionada:
Pd: la carrera de Jon fue limpia, viéndose involucrado tan solo en un incidente del que salió perjudicado, perdiendo sólo unas pocas posiciones que luego recuperó; acabó en cuarto lugar del meeting, cediendo el liderato del campeonato en el que, a falta de dos pruebas, entre el primero y el tercero hay una distancia inferior a cuatro puntos. Espero que mañana, más calmado, pueda hacer una crónica lo más objetiva posible.